P.E.C.T.A.

Así matan los parques eólicos

Las energías renovables son útiles. Y necesarias. Los parques eólicos son tan útiles como necesarios. Pero antes de lanzarnos a llenar el campo de aerogeneradores es necesario tener muy claro cuántos, dónde y cómo los ponemos. Y no lo hacemos. ¿Resultado? Los parques eólicos están diezmando a las grandes aves, especialmente a los buitres.

Los aerogeneradores mal ubicados son como una guillotina para los pájaros que se acercan a sus aspas. Según un reciente estudio, entre 1993 y 2003 un total de 151 grandes aves murieron en tan sólo dos de las decenas de parques eólicos del entorno de Tarifa. De ellas, 111 eran buitres leonados. Se calcula que los aproximadamente 15.000 molinos que hay en España matan al año 5.000 aves, la mayoría buitres.

Muchos se preguntarán ¿Cómo un pájaro que se pasa la vida volando es tan tonto como para chocar contra una de esas lentas aspas?

Pues no tiene nada de extraño. Debido a su gran envergadura y escasa maniobrabilidad, son incapaces de esquivar a tiempo esas inmensas cuchillas que cortan el aire. Las ven llegar pero no tienen capacidad para poder frenar o apartarse de ellas. Y lo pagan con su vida.

En los últimos días, un vídeo grabado en Lentas (Levin), al sur de la isla griega de Creta, nos ha dejado a todos horrorizados. No es lo mismo saber que estos bellos animales mueren acuchillados por las turbinas que verlo en directo. Es duro, pero es la realidad. Un triste documento para reflexionar respecto a nuestro infinito impacto negativo en el entorno. ¿Qué culpa tendrá el pobre bicho de nuestras necesidades energéticas?

Aquí podéis ver la versión corta.

Este otro vídeo, de mayor duración, resulta de una dureza todavía mayor. En él se ve lo que le ocurre al buitre después de la colisión, sus dolorosos esfuerzos por tratar de volar con el ala rota. También los torpes intentos de un bienintencionado poco instruido tratando de capturar al animal.

Por cierto, si alguna vez os encontráis un buitre herido, no lo tratéis al estilo de este fulano, agarrándole el cuello con una cuerda como si fuera un peligroso perro rabioso. Lo mejor es taparlo con una manta que lo inmovilice, meterlo en una caja y llamar a Medio Ambiente. No necesita comida ni agua, sólo tranquilidad y cuidados veterinarios.

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