P.E.C.T.A.

La Naturaleza es sabia,

y el hombre, por mucho que lo intente,

no podrá nunca superarla.

Anónimo


Siempre pensando en la preservación del orden natural de las cosas, un tema que nos preocupa sobremanera es qué es lo que comemos.

Dejemos a un lado el tema vegetariano versus omnívoro, y centrémonos en el equilibrio dentro de las mayorías existentes en la actualidad, y persigamos lo que sería la correcta alimentación, el sano equilibrio.

Desde PECTA se defiende una alimentación natural y por lo tanto el consumo habitual de alimentos ecológicos porque son más sanos y la defensa del caminar en armonía con la naturaleza, es una de nuestras prioridades.

Hasta que se puso en vigor la normativa comunitaria, Reglamento CEE 2092/91 del Consejo de 24 de junio de 1991 (DOCE 198 de 22/07/91), protegiendo y controlando esta denominación, los términos “orgánica”, “biológica”, “eco”, “bio”, etc., eran usados para engañar al consumidor, que creía adquirir productos elaborados de forma natural, perjudicando a los alimentos que si que eran biológicos, en ventas y por el efecto lógico, menor obtención de beneficios para seguir creciendo.

¿Qué es un alimento ecológico?

Los alimentos ecológicos son producidos ausentes de la utilización de ningún producto químico de síntesis. Una química, que en su uso, hace crecer una progresiva desnaturalización en los alimentos, y que a su vez, hace peligrar la salud de los consumidores.

Los eco alimentos provienen de una forma de cultivo y una atención al ganado al uso tradicional, ni siquiera se han utilizado fertilizantes ni aditamentos químicos y, en el caso del ganado, esos animales han sido alimentados con productos biológicos y criados bajo los criterios de bienestar animal, es decir, pastan al aire libre, no sufren afinamientos, ni el maltrato habitual que se produce en la industria común.

Los problemas medioambientales causados por el cultivo convencional, como es la contaminación de los acuíferos por nitratos (lixiviación de nitratos), pérdida de biodiversidad, la erosión del suelo ya son razones válidas, y no suceden lógicamente, con el cultivo ecológico de las frutas y verduras. Pero vamos a atender razones alimenticias y los beneficios que acarrean sobre nuestro organismo los productos libres de química.

¿Por qué?

Los alimentos producidos ecológicamente contienen una mayor concentración de antioxidantes, y un mayor contenido de minerales y vitaminas. Algo que ha quedado demostrado estudio tras estudio, no digamos el sabor, no saben a plásticos. Por este motivo se puede afirmar que son más nutritivos, sabrosos, seguros y preservan, además, la biodiversidad y el medio ambiente. Poseen mayor contenido mineral (fósforo, potasio, calcio, magnesio, hierro, cobre y zinc), mayor contenido en vitaminas (A, B, C), mayor contenido en proteínas y en hidratos de carbono.

La leche y productos lácteos ecológicos poseen mayor contenido en vitaminas A y E; y mayor proporción de ácidos grasos poliinsaturados (omega-3 y ácido linoleico conjugado-CLA), que los obtenidos por métodos convencionales.

Las naranjas ecológicas tienen un 20% más de vitamina C, los pimientos ecológicos poseen un 9% más de esta misma vitamina y 15% más de sustancias polifenólicas.

El ser humano ha desordenado la naturaleza, para devolverle el equilibrio debe actuar en consonancia con lo que era vivir sin alterarlo, los químicos desbarajustan ese orden, externo e interno. Un sistema de producción agrario adecuado, debe saber utilizar de manera óptima los recursos naturales, sin la utilización de elementos químicos, residuos que convierten el cuerpo del mismo ser humano, en un vertedero de distintas industrias químicas. Estos agentes químicos quedan registrados en la información genética, esa misma que luego pasamos a nuestros hijos, y en ese ciclo esas alteraciones entran en el orden natural del todo.

Creamos algo que no se sabe, tan solo saciando el interés de determinadas industrias. Por hacer crecer mejor y más rápida una cosecha, porque crezcan fuera de su temporada, porque el animal engorde antes y mejor, producir, producir, conclusión: ganar dinero, nada más, incluso a costa de la salud gente y unas consecuencias sobre el medio ambiente insospechadas.

Tanto la existencia de organismos genéticamente modificados (transgénicos), pesticidas, antibióticos en carne, es habitual en nuestras mesas. No nos extrañemos de la abundancia de virus inexplicables, del aumento (ya casi es normal) de las dermatitis atópicas en los bebés, apenas hay quien no tiene alguna alergia o enrojecimiento en la piel inexplicable, intoxicaciones inexplicables, el aumento del cáncer ¿quién no conoce a alguien que lo tenga o haya tenido?, cefaleas, estados nerviosos inexplicables, caída de pelo, aumento de colesterol en edades tempranas, disminución de la fertilidad en los hombres, mayor cantidad de abortos, muertes súbitas en recién nacidos, etc la lista sería muy larga.

Los probióticos

Los productos lácteos denominados probióticos, el Yakult (bebida a base de yogur enriquecida con bacterias), o los Activia, otro producto probiótico, son más ejemplos sobre lo que químicamente el hombre quiere suplir evitando una correcta alimentación ¿acaso antes no se estaba sano? ¿No es verdad que se estaba aun más sano?

Consumir menos grasas saturadas, azúcar o sal, o comer más frutas y verduras de producción ecológica, es la mejor opción antes que, imagínense tomar una pastilla de calcio disuelta en el vaso de leche.

La AESA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) es la encargada de supervisar si las afirmaciones sobre la posesión de propiedades beneficiosas sobre la salud son correctas o no, y entre otras empresas, en abril de 2009 Danone retiró las solicitudes de aprobación de las declaraciones de propiedades saludables bajo las que se amparan sus productos probióticos, Actimel y Activia. Sus científicos han rechazado 54 de las 70 declaraciones de las distintas marcas que habían examinado.

No cumplen con los anuncios, las frasecitas maravillosas con las que presentan sus productos frente al consumidor, así como si fueran elixires que les libren de los excesos alimenticios que cometen algunos, y para colmo no se ha tomado nota aun, de posibles efectos negativos en la salud. Así pues, por coherencia y por respeto a la naturaleza, sabia entre sabias, alimentémonos de la forma más natural posible, la naturaleza, nuestro cuerpo y el de los miembros futuros de la humanidad nos lo agradecerán.

PECTA