P.E.C.T.A.


“Reconocemos que separar a la humanidad de la naturaleza (…) conduce a la autodestrucción de la humanidad y a la muerte de las naciones. Solo mediante una reintegración de la humanidad en la naturaleza podemos hacer a nuestra gente más fuerte. Este es el punto fundamental de las tareas biológicas de nuestra era: La especie humana ya no es el foco de nuestro pensamiento; si no la vida entera. Éste esfuerzo por conectar con la totalidad de la vida, con la naturaleza en sí misma, una naturaleza en la que hemos nacido… éste es el significado más profundo y la verdadera esencia del pensamiento Nacional Socialista“.
Ernst Lehmann.

Se ha hablado de muchísimos aspectos del nacionalsocialismo, pero se ha olvidado su sensibilidad medioambiental. Los fundadores de la Ecología fueron fascistas, muchos ministros del III Reich eran inequívocamente ecologistas y el propio Hitler se preocupaba por la conservación de la naturaleza.
Mucho antes del surgimiento de los partidos verdes, los primeros que hicieron algo por el medio ambiente a escala política fueron los nazis. Aprobaron las primeras leyes de protección de especies en peligro de extinción, experimentaron la explotación sostenible de los bosques, practicaron la agricultura biológica, crearon reservas naturales…

Uno de los lemas del nacionalsocialismo era “Sangre y Tierra”, sugiriendo una conexión mística entre la sangre del pueblo y la tierra (la naturaleza).
Filósofos y científicos alemanes preocupados por la naturaleza, denunciaron la extinción de las especies, la deforestación, la contaminación del aire, el desarrollo incontrolado etc.
El Ministerio de Agricultura Nazi dirigido por Walter Darré, impulsó y mantuvo un programa de agricultura biológica: pequeñas granjas de pequeños propietarios que usaban métodos de cultivos tradicionales para no dañar el suelo. Si la imagen que teníamos del totalitarismo nazi era la de producción en masa y en serie, se derrumba con los discursos de Darré que comenzaban: “¡Mantened la tierra sana!”
Las autovías (un invento de los nazis, por cierto) fueron promocionadas como la forma de acercar al trabajador de los núcleos industriales a los espacios naturales. Y diseñaba sus carreteras de forma que no dañaran el paisaje.

Hitler era vegetariano, pero Rudolf Hess iba más allá, sólo comía plantas cultivadas por métodos biodinámicos y estaba fascinado por la homeopatía.
Hess se preocupó de que todos los ministerios nazis tuvieran conciencia ecológica, colocando en puestos de alta responsabilidad a personajes que compartiesen sus ideas. Tan pronto como en Marzo de 1933 (Hitler fue proclamado canciller el 30 de Enero de ese año) ya impulsó una serie de medidas para la reforestación, la creación de reservas naturales, la protección de especies en peligro, y evitar la proliferación industrial.
Los nazis fueron los primeros en reconocer los derechos de los animales. Hitler proclamó en Noviembre de 1933 “En el nuevo Reich, no se permitirá más crueldad con los animales” y se publicó la
Tierschutzgesetz, una ley de protección de los animales sin precedentes, ni vuelta a repetir en ningún país, que entre otras cosas restringía la vivisección, una práctica que sigue siendo común en las facultades de Biología de España o la experimentación innecesaria con animales.
En Julio de 1934 se prohibió la caza en Alemania, en el 37 regularon el transporte de animales por carretera y en el 38 el ferroviario. Se dictaron normas para herrar a los caballos de la forma menos dolorosa para ellos posible, e incluso la forma de cocinar las langostas para que sufriesen lo menos posible. Se dictaminó que uno de los requisitos para ser oficial de alto rango de las SS era ser vegetariano. Pero el mayor logro del nacionalsocialismo fue la Reichsnaturschutzgesetz de 1935.

Categories: