P.E.C.T.A.


Señoras y señores, niños y niñas, el circo americano ha llegado a la ciudad.
Traigan a sus hijos y vean como animales salvajes se comportan como torpes humanos.
Para las cien primeras personas les daremos un pase V.I.P. y les mostraremos la realidad detrás de las risas: Animales estresados, enjaulados, obligados a hacer absurdos trucos incomprensibles para ellos, animales en algunas ocasiones maltratados, angustiados...

¿Un león atravesando un aro de fuego? ¿Un oso montando en bicicleta? ¿Un elefante haciendo el pino? ¿Nos paramos a pensar cómo se logra esto?
Encerrados viajan de un país a otro para repetir el mismo número,en ocasiones los compartimentos en los que viajan no cubren ni sus necesidades más mínimas, la falta de ventilación, de comida y/o agua o de cuidado veterinario convierten estos viajes que pueden durar varias semanas en auténticas pesadillas y muchos de ellos mueren.

Debido a la falta de ejercicio, socialización, actividad o entretenimiento los animales utilizados por los circos son víctimas a menudo de graves enfermedades mentales. Comportamiento estereotipado, es decir moverse de lado a lado de manera repetitiva, golpes en la cabeza, morder los barrotes y automutilizarse son solo algunos de los síntomas más comunes de desordenes psicológicos que manifiestan debido al encierro y el trato que reciben en los circos. Pero también son víctimas de terribles enfermedades físicas que convierten sus vidas en angustia y dolor, la falta de higiene y ejercicio, los golpes de los "adiestradores" con baras y látigos, las cadenas etc. hacen que muchas veces los animales sufran la rotura de algunos de sus miembros. Las patas de los elefantes por ejemplo, se resienten terriblemente debido a las cadenas y a que son obligados a sostenerse sobre dos patas para algunos números. Los animales que viven en los circos tienen los días contados, ya que muchos de ellos son matados o abandonados cuando se hacen mayores o se ponen enfermos, dejando así de desempañar la función que hace que otras/os valoren sus vidas: la de servir a un espectáculo. Otras veces, los circos los venden a otros circos, zoológicos, colecciones privadas de animales exóticos, e incluso a laboratorios de investigación.

Generalmente terminan sus vidas de una forma tan triste como las vivieron: en reclusión, bajo coacción y miseria.

¡EXIGE UN CIRCO SIN ANIMALES!


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